Texto y fotos: Sandra Rodríguez
Tegucigalpa, Honduras.- En memoria del ahora santo católico, Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, se conmemora hoy el Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas.
La decisión fue tomada el 21 de diciembre de 2010, por la Asamblea General de las Naciones Unidas, tomando la fecha del martirio conocido popularmente como “San Romero de América” por exigir que cesara la represión armada contra el pueblo campesino de El Salvador, a finales de la década de 1970, hasta el día d crimen, mientras oficiaba una Eucaristía por los enfermos en la capilla del Hospital Divina Providencia.
Desde el ambón donde compartía sus homilías replicadas a través de la radio YSAX y su mensaje en el periódico Orientación, Monseñor Romero denunció activamente las violaciones de los derechos humanos de las personas más vulnerables en “el pulgarcito de Centro América”
El propósito del Día es el siguiente:
Promover la memoria de las víctimas de violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos y la importancia del derecho a la verdad y la justicia;
Rendir tributo a quienes han dedicado su vida a la lucha por promover y proteger los derechos humanos de todos y a quienes la han perdido en ese empeño;
Reconocer en particular la importante y valiosa labor y los valores de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, de El Salvador, quien se consagró activamente a la promoción y protección de los derechos humanos en su país, labor que fue reconocida internacionalmente a través de sus mensajes, en los que denunció violaciones de los derechos humanos de las poblaciones más vulnerables y su dedicación al servicio de la humanidad, en el contexto de conflictos armados, como humanista consagrado a la defensa de los derechos humanos, la protección de vidas humanas y la promoción de la dignidad del ser humano, sus llamamientos constantes al diálogo y su oposición a toda forma de violencia para evitar el enfrentamiento armado, que en definitiva le costaron la vida el 24 de marzo de 1980.
El obispo que creía no merecer la gracia del martirio, fue elevado a los altares en octubre del 2018, por el Papa Francisco, ambos sacerdotes jesuitas. Pero sus sicarios siguen amparados en la impunidad.
Monseñor Romero fue noticia nuevamente cuando en el 2015 al ser elevado a Beato, posteriormente se reabrió la causa para investigar el crimen, es así que la población empezó acciones públicas para que en el caso se aplique la justicia, y suceda igual para unas cien mil víctimas de lesa humanidad, durante el conflicto armado, apoyado por el gobierno de los Estados Unidos.
«
En el año 2000, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), condenó al gobierno de El Salvador por la falta de acciones para esclarecer el asesinato de san Óscar Romero y por no garantizar la reparación de las víctimas de la guerra a través de un proceso judicial adecuado.
Un informe de la Informe de la Comisión de la Verdad de Naciones Unidas en 1993 (creada por los acuerdos del proceso de paz que puso fin a la guerra civil en El Salvador) responsabilizó a los escuadrones de la muerte que dirigía el coronel, Roberto D´Aubuisson, quién murió en 1992, de cáncer en la lengua, líder de la inteligencia política y fundador del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que gobernaría el país durante dos décadas.
Señalaban a otros militares: los capitanes Alberto Saravia y Eduardo Ávila, así como a Fernando Sagrera y Mario Molina, entre otros, que fueron protegidos por una ley de amnistía de 1993, la que fue declarada inconstitucional y derogada ocho meses más tarde. A inicios de 2004, volvía la esperanza para la familia Romero.
Cabe señalar que, entre las 184 víctimas de Detenidos-Desaparecidos que registra el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), y en la sala de Memorias Vivas de esta organización, figuran los nombres de personas cercanas a Monseñor Romero, como ser sus sobrinas (religiosas), secretaría y su esposo.
El único condenado por el asesinato de Romero, es el ex capitán Saravia, pero se dió a la fuga y sigue en la clandestinidad. Se presume que más de 30 personas estuvieron involucradas, desde intelectuales hasta materiales, pero nadie ha pagado legalmente.
Con intentos fallidos, el presidente Mauricio Funes (FMLN), acató la orden de la CIDH, nueve años después, pero fue hasta el 2017, que el caso volvió a sonar en los tribunales, con el permiso de la familia, Tutela Legal se constituyó como querellante, y se espera respuesta del juez.
Fragmento de la homilía de Monseñor Romero, en la Catedral (donde está una cripta con parte de sus restos), un día antes del martirio:
«Yo quisiera hacer un llamamiento, de manera especial, a los hombres del ejército. Y en concreto, a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles… Hermanos, son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos. Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: «No matar».
Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla. Ya es tiempo de que recuperen su conciencia, y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado.
La Iglesia, defensora de los derechos de Dios, de la Ley de Dios, de la dignidad humana, de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominación.
En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión».
En Honduras, las víctimas de violaciones a lesa humanidad se incrementó en el marco del golpe de estado del 2009, la Comisión de Verdad, recibió cerca de dos mil testimonios para su informe. Y en el marco del fraude electoral, el COFADEH registró más de 1200 víctimas de detención ilegal, 172 presos políticos, 34 asesinatos políticos y un Detenido-Desaparecido.