35 Navidades de espera por José Eduardo

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Tegucigalpa, Honduras.- Hace 35 años no hubo más Nochebuena para la familia del periodista y defensor de Derechos  Humanos, José Eduardo López, quién fue detenido-desaparecidos el 24 de diciembre de 1984 en San Pedro Sula, al norte del país.

El lider social nunca llegó al encuentro con su esposa, Nora Melara-López, con quien haría las compras para fetejar la navidad. Habían quedado de verse al mediodía, cuando ella saliera de su jornada laboral.

Son tres décadas y media de lucha por saber ¿dónde está Eduardo? Y en este tiempo, la familia ha forjado un camino para ayudar a otras personas en su formación, especialmente a jóvenes latinos que viven en Canadá, con la creación de la Beca de estudiosos universitarios en Memoria de José Eduardo López (JELMS, por sus siglas en inglés).

José Eduardo soñana con un país donde hubiera justicia social, por lo que su esposa, hijos e hijas, mantienen la fundación con sede en Hamilton, Canadá, y extienden su labor de defensoría en derechos humanos en otras regiones y misiones, como la que visitó este año a Honduras, y en especial al Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), la joven defensora Yurisa Varela-Melara, hija de Nora, para ver la situación del país y hacer posteriores denuncias.

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Imágenes de Facebook: José Eduardo López, su esposa Nora Melara-López y la fundación JELMS

Nora, en entrevistas anteriores con Defensores en Linea, expresó que, cada noche de navidad, en casa esperaban que llegara el lider social, padre y esposo, y tocara la puerta de la casa, pese a que debieron huir de Honduras para salvar sus vidas. Finalmente fueron acogidos por el gobierno de Canadá, donde habitan desde la década  de los 80, sin obviar la realidad en Honduras y la búsqueda de justicia.

José Eduardo es una de las 184 víctimas de desaparición forzada en el marco de la aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional que registra el Cofadeh y, pese a testimonios y denuncias sobre los posibles responsables de este crimen de lesa humanidad, no se ha enjuiciado a nadie.

La memoria del defensor de derechos humanos se mantiene viva en el colectivo popular, en redes sociales hay quienes lo describen como un hombre callado y comprometido, y 35 años después, aún lamentan que una vida tan valiosa haya sido víctima del Estado hondureño.

Por eso, de los hechos y los hechores, ni olvido ni perdón.