Texto y Fotos Sandra Rodríguez
Tegucigalpa, Honduras. – La eterna noche de espera para doña Elvia Zelaya, llega hoy a los 34 años. Roger González “el Flaco” no volvió a su hogar, sus amigos y compañeros continúan la búsqueda del joven detenido desaparecido por las Fuerzas de Seguridad Pública durante el gobierno de José Simón Azcona Hoyo.
El 19 de abril de 1988 se consumó la persecución contra los líderes políticos que se opusieron a la invasión estadounidense cuando secuestraron a Ramón Matta Ballesteros dos semanas antes, y que derivó en masivas movilizaciones y la quema de la sede diplomática de los Estados Unidos de América en Tegucigalpa el día 7 de ese mismo mes.
El líder estudiantil Roger González, señalado como uno de los participantes en el incendio de la Embajada Americana fue detenido desaparecido en el centro de Tegucigalpa, donde después se realizó la primera huelga de hambre que se extendió por varias semanas, exigiendo que lo devolvieran. La protesta fue suspendida porque su madre enfermó, el parque Central estuvo atestado de manifestantes.
No hubo castigo para los responsables de las violaciones de lesa humanidad, los grupos fácticos, pese a ser señalados públicamente, no fueron requeridos ni mencionados en los Tribunales de Justicia, por lo que están presentes repitiendo los mismos hechos.
Desde la década de 1980 hasta la fecha, el pueblo hondureño ha vivido un proceso donde los grupos de poder y sus representantes públicos quienes emplean un lenguaje legalista y constitucionalista, siguen jugando un rol determinante para sostener -aún- esa coyuntura, expresó la coordinadora general del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), Berta Oliva.
“La memoria es para eso, tiene que servir de doctrina, tiene que ser escuela”, agregó la defensora de derechos humanos. Ya que, difícilmente podemos olvidar a Oswaldo Ramos Soto, (político del Partido Nacional y ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras-UNAH), que desde esa época hasta la fecha ha estado en la representación jurídica, legal y argumentación para justificar casos terribles de desapariciones forzadas.
Ramos Soto, desde la UNAH impulsó las movilizaciones desde el 5 de abril de 1988, dirigiendo a la multitud hacia la Embajada Americana. Pero quienes protestaban por el respeto de la Soberanía, sí eran fuerzas de legalidad, constitucionalidad y amor a la patria. aprovechándose de ello, los perpetradores llevaron a muchos estudiantes incluyendo a Roger a formar parte de los detenidos desaparecidos por esa lucha de amor.
Oliva afirmó que, ellos sí lo hacían por dignidad, por eso se llama conmemora el 7 de abril “Día de la Dignidad Nacional”. En cambio, los criminales estaban atrás azuzando, como lo hacen ahorita. Hay un grupo élite con una capacidad malvada y maquiavélica que, al parecer maneja a su antojo a la gente que, ingenuamente cree que debemos destrozarnos y despedazarnos entre nosotras mismas y darles paso para hablar de depuración.
Esos perpetuadores están todavía aquí, dijo la defensora y sobreviviente de la Doctrina de Seguridad Nacional, implantada por el gobierno estadounidense en la década de 1980, ya que no se rindió cuentas en aquel entonces y tampoco en este momento a quienes originaron las desapariciones forzadas de personas.
Y continuó, “es más, este hombre [Ramos Soto] y podría citar otros nombres, fueron los que dieron legalidad y constitucionalidad a lugares que disfrazaron de haciendas particulares, pero en realidad eran unidades militares que ocupaban para desaparecer y torturar gente”.
En este sentido la coordinadora general del COFADEH, se refirió a la Casa de Amarateca, un centro recuperado para la Memoria Histórica, ubicada en al norte del Distrito Central, donde al menos 300 personas fueron torturadas en la década de los 80. Y fueron las mismas personas que legalizaron esos crímenes junto a los creadores y quiñes sostuvieron la Asociación para el Progreso de Honduras (APROH).
De estos personajes, algunos están vivos, otros fallecieron en vuelos sin rendir ningún proceso de esclarecimiento, otros están muriendo de cáncer, pero yo estoy dispuesta que “si mi sangre les sirve y les ayuda, donársela, pero que nos digan qué hicieron con nuestros detenidos desaparecidos. Esa es condición”, concluyó Berta Oliva.
Toca recordarte, escribió su amigo y compañero de lucha Sergio Rivera, en sus redes sociales.
“Estamos llenos de mártires, algunos de ellos se apilan más fuerte en la memoria, quieren señalarnos el camino que nos trazaron y que a veces nos negamos a transitar, quieren gritar con nosotros, recordarnos que no venimos inventando nada, que incluso antes de ellos otros camaradas intentaron conquistar la mañana para devolvérsela a su pueblo, que muchos de ellos murieron gritando las consignas de la lucha ante la cara de sus verdugos, que les anunciaron a sus asesinos las futuras victorias del pueblo.
Los mártires son esencia, y son motor de esta terca manía de recordarlos en su esplendor, con sus risas y llantos, con su coraje meridiano y su fuerza implacable en no abandonar los propósitos que de generación en generación cabalgan hacia la victoria.
Hoy toca recordar a ROGER SAMUEL GONZÁLEZ ZELAYA, otro 19 de abril de ausencia física y de presencia eterna, que aún a 34 años resistimos a olvidarlo, resistimos a que su nombre se apague en nuestro grito, siempre consigna en alto donde Podrán quitarnos todo, pero nunca la alegría.
Pero sus captores se vieron descubiertos cuando el vocero de la policía reconoció su captura, luego la negó, en eso vino la huelga de hambre y cientos de manifestaciones a nivel nacional exigiendo la libertad de Róger, condenas nacionales e internacionales contra el gobierno, incluso en un juicio internacional de derechos humanos un ex miembro del batallón contrainsurgente 3-16 reconoció haberlo visto prisionero en la 105 Brigada de Infantería con sede en San Pedro Sula.
No encontramos su cuerpo, aunque siempre lo seguimos buscando, y siempre lo encontramos en las luchas de los jóvenes, en los gritos rebeldes, en los sueños colectivos, en la patria en pie de combate contra la represión, en el anhelo de construir una patria socialista, libre y verdaderamente soberana.
SIEMPRE HABRÁ RÓGER GONZÁLEZ, sus asesinos creyeron que lo mataban, pero no contaban que miles de ROGER GONZÁLEZ emergieron de la conciencia y la memoria.
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE CAMARADA.