Por: Sergio Rivera, catedrático universitario e histórico defensor de DDHH
Tegucigalpa, Honduras.- Durante varios años el movimiento popular hondureño bautizó el 7 de abril como EL DÍA DE LA DIGNIDAD NACIONAL, aludiendo al levantamiento popular realizado esa fecha en el año de 1988, dos días después que agentes de la DEA secuestraran al Señor Matta Ballesteros sin que existiera algún tratado de extradición aprobado por el Poder Legislativo, de dónde surgieron acciones como el incendio del Consulado de Los Estados Unidos en Tegucigalpa.
Estudiantes Universitarios iniciaron una movilización a los bajos del Congreso Nacional desde las 4 de la tarde, allí se sumarían estudiantes de secundaria aglutinados en varias organizaciones como el MEP, FAR sumando más tarde a los Estudiantes de la Escuela Superior del Profesorado, quienes realizaron una gigantesca manifestación rumbo a la embajada Norteamericana.
Al incendiarse la caseta de vigilancia y los vehículos estacionados en dicha sede consular, los guardias de la compañía Halifax dispararon sus armas contra los manifestantes asesinando a varios estudiantes de quienes se conoció los nombres de: Henry Napoleón García Marcía, Fredy Alberto Pineda, Rolando Erazo, Amílcar Agüero Cruz y Yolani Medina, aunque oficialmente sólo se habló de García Marcía y Fredy Pineda ambos estudiantes de la Escuela Superior del Profesorado.
Al día siguiente se estableció el Estado de Sitio en la ciudad capital, las instalaciones de la Escuela Superior del Profesorado fueron ocupadas por fuerzas militares por más de 20 días, destruyendo en su interior la biblioteca y sedes estudiantiles, y más tarde el 19 de abril le dieron captura al dirigente de la Federación de Estudiantes de Segunda Enseñanza: RÓGER SAMUEL GONZÁLEZ ZELAYA, de quien la policía reconoció su captura pero luego desmintieron tal versión pasando a sumar e Róger a la lista de desapariciones forzadas en el país.
Aún navega en nuestras memorias las imágenes de las tanquetas militares en las calles, de policías tirándonos gases, correteándonos, de carros tras la captura de quienes éramos dirigentes populares, de varios detenidos, de propaganda anticomunista en los medios de comunicación y la cadena nacional haciendo un llamado a la tranquilidad y a repeler ideas exóticas del comunismo internacional.
No olvidar nunca debe ser una meta de los hondureños, puesto que la gesta de ese abril heroico fue en defensa de la Soberanía Nacional y la dignidad popular que se ha diluido en el espacio y el tiempo de esta Patria nuestra usurpada, violada y saqueada.
Fidelidad a nuestros mártires.