Esta conmemoración, que se ha hecho carne en quienes intentamos trabajar por un mundo más equitativo y más justo, nos llama desde un doble impulso:
«Nuestro deseo: queremos erradicar, en especial, el aberrante crimen de la desaparición forzada, verdadera “afrenta a la conciencia del Hemisferio” .
La Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas (1994) y la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra la Desaparición Forzada (2006) deben cumplirse en todos los países.
Nuestro compromiso: ofrecemos los mejores esfuerzos posibles para terminar con ese extendido delito –no exclusivo de las dictaduras- en el territorio de Nuestra América.
La desaparición forzada de personas es la síntesis de todos los delitos.
Abundan en el mundo la violencia, la discriminación, los negacionismos de cuanto afirman los derechos. Pero somos militantes de la vida, y seguimos adelante. Hacemos nuestros algunos lemas de las Madres de Plaza de Mayo argentinas, que nos guían día a día:
Nunca más el odio.
Nunca más el silencio.
Para volver a afirmar, como siempre:
“¡NADIE SERÁ SOMETIDO A UNA DESAPARICIÓN FORZADA!”
