Sin verdad y respuestas, no se puede festejar la vida de un detenido desaparecido

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Tegucigalpa.

Por Sandra Rodríguez
Hoy su familia no sabe cómo celebrar los 54 años de Óscar Elías López Muñoz, detenido desaparecido el 21 de agosto del 2011 en San Pedro Sula, por hombres encapuchados que se identificaron como agentes de policías, que allanaron su casa, frente a su esposa e hija.

«Es difícil cómo recordarlo, pues entra la controversia si hacerle o no una misa, porque mi mami reclama que él no está muerto. Ella afirma que su hijo volverá, pues nunca se ha resignado a creer que esté muerto, o en un fosa común», declaró su hermana Katy López, en el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, COFADEH, organización que representa el caso.

Después de este crimen de lesa humanidad, la vida le cambió de un momento a otro a la familia López, que además de no saber de su pariente, poco a poco de desintegró. Su madre es una mujer de 84 años,  cada día lo espera, pese a que han pasado cinco años de estar preguntando en las morgues y hospitales por Óscar.

La exigencia de la familia no ha cambiado, pues no aparece López Muñoz, no hay respuestas, no se ha hecho valer el derecho a la verdad que tienen las víctimas de violaciones a derechos humanos. Cuando preguntamos a las autoridades competentes no nos dicen nada, y pasa el tiempo y no hay respuesta, es doloroso e inexplicable lo que vivimos, agregó Katy.

El articulo III de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, establece que “los Estados Partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales, las medidas legislativas que fueren necesarias para tipificar como delito la desaparición forzada de personas, y a imponerle una pena apropiada que tenga en cuenta su extrema gravedad. Dicho delito será considerado como continuado o permanente mientras no se establezca el destino o paradero de la víctima”.

Agrega que “Los Estados Partes podrán establecer circunstancias atenuantes para los que hubieren participado en actos que constituyan una desaparición forzada cuando contribuyan a la aparición con vida de la víctima o suministren informaciones que permitan esclarecer la desaparición forzada de una  persona”.

Sin embargo, “no tengo ninguna respuesta, hace unas semanas fui al Ministerio Público, MP,  pues me habían dicho que iban a cerrar el caso, pero seguimos sin saber dónde está mi hermano”, afirmó López, quien tuvo información de que iban a cerrar todos los casos del 2005 para acá, por lo que ha frecuentado las visitas a ese ente investigador, pero uno de los agentes le desnegó esa información.

Hace unos días apareció un hombre que hacía diez años no se sabía de él, me han dado ganas de ir a buscarlo y preguntarle donde estuvo, pero no dejan que hable con nadie, ese tipo de noticias llenan de esperanzas a mi madre, una señora mayor que se emocionó demasiado pues cada día espera que Óscar regrese a casa, continuó su hermana.

Dijo que sólo las víctimas de desaparición forzada pueden comprender lo que vive cada familia, sobretodo el impacto de desintegración, mis hermanos casi no hablan del tema, no se entiende que es lo que sucede, tampoco se puede comprender lo que enfrentamos, pues desconocemos a quien exigir debemos acudir, en un sistema colapsado y que ha perdido confianza.

Cuando buscamos respuestas, no las hay, las autoridades dicen que ha habido cambios, pero no vemos esos cambios, no hay investigaciones, son muchas las familias que atraviesan esta situación, y las hemos conocido en el COFADEH, por lo tanto sabemos que no estamos solas, que la búsqueda de verdad y la lucha contra la impunidad tiene que ser colectiva, y vamos a seguir adelante, afirmó Muñoz, quien se traslada de una ciudad a otra, para saber de su hermano, que hoy cumple 54 años.

Y esa fiesta, sería familiar, festejando con su hija, quien presenció los hechos violentos que le arrancaron a su papá, pero ella está lejos, extrañando a su “hebreo” como lo llama la menor.

Cabe mencionar que “es muy frecuente visitar la Morgue del Ministerio Público, pero ahí no hay esperanzas, uno ve cadáveres de tantas personas, algunos se reconocen y otros no, es un choque de emociones pues quisiera encontrar en alguno su rostro, pero tampoco lo quiero ver muerto”.

Otro momento doloroso es cuando uno se encuentra con personas que hacen preguntas que a uno le duelen, ¿Y tu hermano? ¿Apareció óscar? ¿Cómo está la hija?, es difícil para la familia que tiene las misma preguntas, que se esfuerzan por obtener respuestas, y lo único que queda es el silencio que oculta la verdad.

Esperamos justicia, saber dónde está mi hermano, esperamos respuestas pero no sabemos de quien, si del Sistema Judicial, de quienes se lo llevaron, de quién? Son las preguntas que se hace la familia, y que el Estado de Honduras debe responder.

Después del Golpe de Estado Político Militar de 2009, el Cofadeh ha documentado más de una docena de casos de secuestros y desapariciones en el país. Miembros de la policía y del ejército son los denunciados de estar implicados directa o indirectamente en estos hechos, que tienen en zozobra a varias familias, por no saber el paradero de su pariente.

La desaparición forzada de personas es un crimen de lesa humanidad y un delito imprescriptible. Sin embargo, el Estado hondureño sigue siendo responsable por acción y omisión de esta práctica, que afecta no solo a la víctima directa sino a su familia demás en el entorno.