LOS DERECHOS HUMANOS Y EL NEO LIEBRALISMO

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Este sábado 10 de diciembre el mundo ha conmemorado el Día Internacional de los Derechos Humanos en homenaje a la Declaración Universal de 1948, aprobada por las Naciones Unidas tras el fin de la segunda guerra mundial.

Han transcurrido 68 años después de aquél acontecimiento que puso la vida y la libertad de las personas en el corazón de todas las constituciones de los Estados parte de la Asamblea General.

En la actualidad vivimos en el mundo la era de los totalitarismos del mercado y de las elites políticas, religiosas y transnacionales, que golpean duramente las bases de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

La OTAN en Europa y Asia, el Pentágono y Donald Trump en América, reviven una era que coloca el culto a la muerte al centro de la economía y de la política. Reviven el fascismo y echan a andar de nuevo el Ku Klux Klan.

En Honduras, el Partido Nacional y Liberal son líderes en los últimos 34 años en revertir los derechos humanos civiles, políticos, económicos, culturales y de la tercera generación. Ambos partidos se han asociado con los demonios del mal que llaman el modelo colombiano e israelita.

Con decisiones del poder ejecutivo, del poder judicial y, principalmente, del Congreso Nacional, han involucionado el derecho a la libertad, a la salud, la vivienda, el trabajo y penosamente el derecho a la vida.

En el Poder Legislativo han ubicado los presupuestos de militares y policías por encima de los presupuestos de educación y salud, y eso es una vergüenza nacional.

El mensaje es que importan más el comercio de armas y de municiones con Israel, que la contratación de profesores, la construcción de escuelas y la compra de materiales para la formación de la población.

En el peor de los casos, el mensaje del Estado es que los militares y los policías son más importantes que los médicos y los educadores, y que al estado lo que le importa es asegurar con plomo las inversiones de las mafias que asaltaron los mercados.

Las leyes habilitantes que permiten al sistema nacional de inteligencia esconder información pública y violar, por su parte, las comunicaciones privadas y el derecho a la intimidad personal en nombre del Estado, es uno de los retrocesos más brutales en materia de derechos humanos individuales en Honduras.

La ley de empleo por hora, que vino a desbaratar el contrato de 1954 que establecía precarias conquistas a las y los trabajadores del país, entregó a los empresarios una discrecionalidad total para reabrir la esclavitud laboral en el país.

Es realmente doloroso ver cómo millones de jóvenes mayores de 21 años tienen profesiones, artes y oficios, pero no tienen un espacio público ni privado para construir dignamente sus sueños.

La terrible asociación entre cristianos fundamentalistas y mercaderes perversos ha hecho de las mujeres víctimas de la violencia de género más despiadada que jamás hayamos visto en Honduras.

Las estadísticas de violencia contra la vida son impactantes para el mundo entero, al extremo que los países con mayor potencial de inversión como China, Estados Unidos, Canadá e Inglaterra, han alertado a sus ciudadanos para no visitar este país.

La tasa de homicidios por cien mil habitantes es humillante, aún si se compara con países en guerra convencional como en el medio oriente o en África meridional. Y el número de hombres y mujeres con armas cortas y de combate es aterrorizador para un país que realiza elecciones cada cuatro años.

El ejemplo de Gladys Aurora, la presidenta del Partido Nacional, que aprovechó el golpe de Estado para retorcer las leyes ambientales y auto asignarse ríos, montañas, reservas naturales y pueblos para destruir la Madre Tierra es uno de los peores actos bastardos de la política sucia. Esa señora debería ser encarcelada antes que continúe burlándose del pueblo lenca.

Y el ejemplo de toda la cúpula actual del Partido Nacional y Liberal que se pusieron de acuerdo para robarse el dinero del Seguro Social y provocar la muerte de centenares de personas por violencia directa o por desatención médica.

De modo que pareciera comprensible que la Declaración Universal de Derechos Humanos cumpla hoy 68 años con el mayor rechazo por parte de los últimos dos gobernadores del golpismo que ha tenido el país, Porfirio Lobo y Juan Hernández.

Ambos políticos han realizado las peores declaraciones contra las organizaciones defensoras de derechos humanos y sus liderazgos, por el trabajo de registro, denuncia e incidencia pública que realizan en los principales foros del sistema interamericano y universal de los derechos humanos.

La narrativa pública del Partido Nacional y sus socios liberales es contraria a la libertad y la vida en los últimos 34 años. Para ellos, la defensa y promoción de los derechos humanos entorpece el mercado. Atrasa el desarrollo y ahuyenta la inversión. Y se burlan a menudo de este trabajo.

Pero, por supuesto, los enemigos de los derechos humanos son unos cuantos canallas que ni ellos mismos se creen su discurso, pues bien saben que el país está sumido en la pobreza, la indigencia, la corrupción y la violencia, por su propia asociación al crimen organizado y al narcotráfico. Y que es paja que algo realmente esté cambiando por sus acciones.

Las elites de Honduras están podridas aunque asistan a misa los domingos y a cultos evangélicos los sábados. Son esencialmente violadores de derechos humanos.

Esos sectores que destartalaron la Constitución y sus instituciones, que prostituyeron los templos y se robaron el dinero público, sólo merecen una condena en una fecha como hoy.

En este día sólo merecen una especial mención el Cofadeh por sus 34 años el pasado 30 de noviembre, Radio Progreso por sus 60 años el próximo domingo 17 de diciembre y defensoresenlinea.com por sus 8 años de vida en internet este sábado 10.

Y merecen buena mención los profesores y estudiantes de la Universidad Nacional de Agricultura por luchar en defensa de sus derechos, de sus familias y de su pueblo, frente a los abusos de los abusivos. El doctor Almendares que lucha por su vida, que es la nuestra; los pueblos indígenas que no se rinden y usted, que nos escucha, que lucha por la verdad y la justicia.