CANALLAS, VENDE PATRIA

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Durante una protesta en 2011 en la plaza frontal de la corte suprema de injusticia, el sacerdote jesuita Ismael Moreno llamó canallas, vende patria, a los diputados que aprobaron la ley de “ciudades modelo” y a los magistrados que la refrendaron.

En 2010, después de las falsas elecciones que realizaron en solitario los golpistas, el dirigente social Carlos H Reyes había llamado a todos esos mismos canallas, vende patria, del modo que se merecen.

Y esta noche, de nuevo, los golpistas que destruyen a Honduras desde 2009, se merecen de nosotras ese mismo calificativo.

Sólo ellos, que tienen el tatuaje visible de corruptos, impunes y violentos, pudieron hacer lo que Leonidas Rosa Bautista, Juan Orlando Hernández y su embajadora Agüero hicieron en la OEA desde hace un año. Tratar sin éxito de juzgar a Venezuela por encargo directo del Departamento de Estado de Estados Unidos.

El primero en ese intento de apurar la invasión a Venezuela fue Leonidas Rosa, que es azul y colorado al mismo tiempo, y que asaltó la presidencia del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos por un día, lanzándose encima de Bolivia que lo reprochó de frente como impostor y golpista.

El segundo fue el propio Hernández Alvarado, presidente impopular, que permanece bajo cuestionamiento internacional, frágil absolutamente en su ética pública y privada, y que fue llevado a Washington para dictarle el guión a seguir contra Venezuela.

Fue el propio injerencista senador estadounidense, Marco Rubio, que le escribió los textos a Juan contra la revolución chavista, y no sólo eso, también le ordenó retirar al encargado de negocios de Honduras en Caracas, Fernando Suárez, y el presidente centroamericano cumplió de inmediato como sumiso ayudante de campo del imperialismo corrupto.

Enseguida vino la respuesta reposada de Venezuela ante tanta infamia junta en la Asamblea de Cancún, México, esta semana, donde también recibió para los chicles el canciller de Costa Rica, el ministro mexicano y la que llaman canciller de Tegucigalpa.

La diplomática venezolana, Delcy Rodríguez, en tono fresco, documentado y firme enfrentó a la señora María Dolores Agüero, el tercer personaje en este relato, porque igual que Leonidas y Juan no parecen conocer el recato y el respeto.

La respuesta de la señora insolente y procaz ha quedado como una de esas frases célebres de nuestra desgracia. Eso es falso, eso es falso, eso es falso, y todos sabemos que lo decía casi como una anaconda que niega que se ha tragado un elefante. En suma, los tres como títeres intentaron junto a México forzar el consenso militar de Washington contra el gobierno que preside Nicolás Maduro, hasta que Venezuela dignamente se fue de la OEA.

Hasta ahora los dos estados más comprometidos con el crimen organizado, que espían, matan y expulsan periodistas; asesinan mujeres y jóvenes, y donde la pobreza y la miseria insultan a la humanidad, intentaron imponerle democracia a la tierra de Bolívar, que siempre ha desenfundado con éxito su espada. Así lo resumió la ex canciller Rodríguez, ahora candidata a presidir la Asamblea Nacional Constituyente.

Pero después de Cancún permanece en las redes sociales esa imagen viral: enfrente de la señora de la Marca País, que llegó bien ataviada desde Tegucigalpa a la sesión de la OEA, está el momento en que la sencilla canciller venezolana le exhibió las cifras de la ignominia nacional. Alzando documentos del Fondo Monetario, la CEPAL, UNICEF y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la ministra Rodríguez le descompone la farsa a los golpistas hondureños. Y se escuchan aplausos en la sala.

Los datos no cuadran. Honduras supera a todos los “Estados democráticos” en violencia pura, en miseria pura y en pura corrupción. Y eso significa que Honduras no está cambiando; significa que con los golpistas empeoró.

Nosotros decimos esta noche a propósito de esa imagen viral del internet: Ustedes, vende patria, son los que provocan esta exhibición de Honduras en el mundo, tratando de ocultar la brutal destrucción de la economía nacional, la emigración de los niños y niñas hacia Estados Unidos, las violaciones sistemáticas de derechos humanos contra campesinas, indígenas, estudiantes, profesores y disidentes sociales y políticos.

En nombre de las víctimas de su policía, de su ejército y de sus grupos clandestinos, les exigimos que no sigan haciendo el ridículo, exigiéndole paz, libertad y democracia a Venezuela.

Si algunos países les han propuesto un trato para liberarlos de juicios por corrupción o narcotráfico, o les han prometido continuismo y reelección, no se engañen. La historia, que somos nosotras la conciencia, la nación despierta, los va a esperar para juzgarlo.

Editorial Voces contra El Ovido, sábado 24 de junio de 2017